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martes, 1 de julio de 2014

TP 80 2014. Al final, más 90 que 80 (más épico!!!!)

Nueva cita con el Ultrafondo. TP 80 2014. Avisaban de que se iba con el nuevo recorrido a 86 kms, aunque al final, hubo casi 4 de regalo…

Por fin, después de 6 meses de entrenamiento, llegaba el momento. Muchas ganas ya, de poder correr por correr, de no tener que estar pensando en llevar la mochila, en planificar recorridos que se ajustasen a determinado kilometraje, en cuadrar la vida familiar con las tiradas de los findes, etc. Es verdad que las carreras se disfrutan, y mucho, pero el sacrificio del amateur es demasiado. Y no por la dureza de los entrenos, sino por la cantidad de tiempo que hay que dedicarle. Y más que a cada tirada en sí, al total. En mi caso, 6 meses. Que sobre todo, al final, ya por junio, cuestan mucho…

Después de haber superado la prueba del TP 60 en 2013 más que satisfactoriamente, por todo lo que disfruté la carrera, las buenas sensaciones y sobre todo, sin lesión alguna ni molestia, en principio, drogado por las endorfinas, pensé en que en 2014 tocaban los 110. Así, en frío, a bocajarro.

Pero pasado el verano, intentando preparar como pude el Maratón de la Montaña Solidaria en el Escorial, que corrí muy relajado, porque la semana anterior, sufrí psicológicamente como un bellaco el Cross de la Cuerda Larga, me di cuenta de que a la montaña hay que tenerle respeto, y que las carreras hay que prepararlas bien. Para no sufrir más de lo debido, para disfrutarlas y para no lesionarse. Así que siendo coherente con el tiempo del que dispongo para entrenar, me apunté a los 80.

De cara al TP 80, intenté seguir el plan de los 101 de Ronda, aunque lo varié bastante: los lunes nadaba, martes y miércoles corría (los martes hacía calidad, aunque series he hecho pocas, muy pocas, y los miércoles salía con Militano, bastante fuerte). Los jueves una horita de spinning y los findes tirada larga. Además, mucho core, y para fortalecimiento muscular, PaleoTraining, que me ha venido genial.

El año pasado salí mucho con Dani y Mac, mucha calidad los findes; este año ha sido más plano, y tenía miedo de sufrir por esa falta de entrenamiento técnico, aunque he respondido mucho mejor de lo que creía. Y en lo que me he equivocado ha sido en correr muchas carreras. Aparte de la pasta invertida, mentalmente estresa mucho y el planning se va a tomar por saco, porque antes de cada carrera tocaba tapering, y después, aunque en las carreras no iba a muerte, había que recuperar. Sí que es verdad que las carreras son un entrenamiento de más calidad que una tirada normal, pero alteran demasiado la “vida familiar”… Pero lo positivo es que todas esas carreras me han ayudado a aprender a sufrir, a dosificarme y a acostumbrarme a estar mucho tiempo en movimiento.

Así las cosas, a pesar de tener mis temores, tenía muchas ganas de correr. Después del Reto Solidario, y de lo mal que lo pasé, me daba mucho miedo volver a sufrir tanto muscularmente. Psicológicamente sabía que no, porque en una carrera, aunque no vayas con nadie, vas con todos, y yo no tengo problemas para hacer “amiguitos”… jajajaajj. Al final, acabé de charleta con Efrén, parte de Valsaín, el arrastradero y el Camino Schmidt, y con Guillermo la pista de la Barranca y la entrada en meta. Un abrazo fuerte para los dos.

Después del Reto, el reto fue recuperarme de los dolores (en concreto, de la sobrecarga del glúteo, que me traía por la calle de la amargura), pero no perder la forma. Tenía un mes para ello, antes de volver al tapering pre-carrera. Con tranquilidad lo conseguí, porque de estar podrido pasé a tener muchas ganas de la carrera, y el dolor prácticamente había desaparecido. Además, me sentía descansado y muy ligero corriendo.

Por fin llega el viernes 27 de Junio. Recojo el dorsal con los enanos (Lucas estaba más nervioso que yo, y Samuel contagiado… menudo espectáculo en el polideportivo de Navacerrada). Vuelta a casa y vuelta a Navacerrada para la charla técnica. Vamos, tarde tranquilita… Cenando pronto, y a las 10, a intentar dormir, sin resultado. Por suerte, me dormía a las 11 y poco.

A la mañana siguiente, a las 3 arriba, abdominales y flexiones, y a prepararse para la faena. Desayuno en el baño, para no molestar, y a untarse de vaselina. Saliendo de casa a las 4 para intentar aparcar lo más cerca de lo posible de la meta. Sitio de lujo, y paseíto hasta la plaza de Toros. El bus que nos llevaría a Miraflores ya estaba aparcado y dejaban subir. Organización perfecta, mucho mejor que la del año pasado, que tuvimos que esperar. A sentarse dentro, aunque en la calle se estaba de vicio, y de charleta y risas. Por cierto, fui sentado con Ismael, el que quedó 3º, ya me advertía que tenía ganas de correr…

No estaba borracho antes de empezar, era por el flashazo... jajajaja
Llegamos a Miraflores, a moverse un rato, para calentar. Veo a Pablo, a Carmen, a Diego y a Edu y a Victor. Salgo con Diego, pero ya me había dicho que iba con ánimo de retirarse en Rascafría, y en los primeros pasos le dejo atrás. Empieza la carrera!!!!

Con Diego, antes de empezar. Se retiró en la Granja, el bandido, y eso que llegó antes que yo...
 Primero asfalto y luego pista, y aunque el camino pica, como las fuerzas están intactas, no se para de correr. La carrera ya se estira. Y el ritmo, si te dejas llevar, se dispara, así que paro a quitarme el cortavientos para no pegarme la sudada y que en la Cuerda pase frío. Retomo carrera y al trote.

Hacia la Hoya de San Blas
Dejamos el arbolado y la majestuosidad de la Montaña se alza ante nosotros. La pared de la Cuerda Larga aparece. Y aunque acojona pensar que hay que subir, se sube. Dejamos la pista, y empezamos a ascender por un sendero de montaña. No muy roto, pero con mucha vegetación (se nota que no es muy transitado) y con pendiente suficiente para tener que andar y reservar fuerzas. Después de unas zetas, empieza el terreno complicado y abierto, ya vemos la pared completamente, y a la fila de corredores ascendiendo. Es verdad que es empinado, pero en muchos tramos se va a cota, por lo que el ascenso no cuesta demasiado. Después de un rato, llegamos a la cuerda y las vistas no pueden ser mejores. Además, se puede trotar!!!. Subimos a la Najarra, y para abajo a la Morcuera, con tranquilidad que la bajada tiene pendiente y además, hay que buscar el camino. Esta parte me costó, se me hizo larga y la subida en ocasiones dura. Y fantaseé con la retirada, pero después de pensar “mi familia, con todo lo que me aguanta, no se merece que abandone”, me cambió el chip, y se me afiló el diente.
En la Hoya
 
Pillando altura
Llegando a la Najarra

Vistas desde la Cuerda
Llego a la Morcuera, sólo 12 mins por encima de lo estimado. Este primer tramo me agobiaba. Había pensado en hacerlo por mi cuenta, pero no pude, y sabía que la subida era larga, y el corte era ajustado. Pero llegué con 45 mins de adelanto sobre el cierre de control. Así muy bien, tranquilo por el momento. Control, avituallamiento y a seguir.

De Morcuera a Rascafría, por pista ancha, pisada, cuesta abajo (sólo algún repecho al principio), entre árboles, con primeras luces de mañana… precioso. El problema es que la pista invita al “encebolle”. Se puede correr y correr, y al ritmo que quieras, pero son 10 kms hasta el Puente del Perdón y 2 más hasta el avituallamiento de Rascafría, y se hacen largo. Y pueden pasar factura. Así que a correr, pero tranquilo. La gente se debió despendolar, porque fui prácticamente solo todo el camino. Casi hasta el final, donde ya me encontraba a corredores a los que pasaba, y primeros signos de vida dominguera. Cruzando el puente, me hacen una foto, y una entrevista!!!! Espero que me saquen en el video… Después de la entrevista, cojo el carril paralelo a la carretera, y sigo corriendo. Es llano, tengo piernas y son 2 kms que se pueden hacer eternos. En algún momento tengo ganas de parar, pero me obligo a seguir. Después venía el Reventón, donde me iba a hartar de andar, así que había que aprovechar este tramo.

Saliendo de la Morcuera, empieza la pista

Qué bonito, coña

Ya se va viendo lo que queda...
Llego a Rascafría, ambientazo en el avituallamiento, me encuentro a Pilar saliendo y me echo unas risas. Fotillo, control de material y a papear. Como bien, recargo líquido. Charlo con un chaval (de cuyo nombre no me acuerdo, nada raro en mí…), muy majete y al que últimamente veo en todas las carreras, y suele ir de voluntario. Me voy con mucho ánimo para el Reventón, y aunque había pensado en correr, ni de blas. Es curioso cómo cambia la perspectiva de un año para otro y en función del esfuerzo. El año pasado empezamos la carrera aquí, así que estábamos súper frescos; este año, ya llevaba 30 kms, muy entero y con todas las ganas del mundo, pero pensando en lo que me quedaba, ni de coña correr. Saco los bastones, y a subir.

Con cara de alelao... de ahí venimos

Repechín antes del avituallamiento

Hada Madrina!!!

Origen: Rascafría. Destino: Peñalara
Primero, a cruzar el Robledal, que este año se me hizo mucho más largo, y mucho bochornazo. El terreno muy erosionado, con la inclinación ni me planteaba correr pero con las lluvias el terreno estaba con unos surcos complicados incluso para andar y que dificultaban el adelantar. Me puse las pilas, y a andar deprisa. Y pasé mucha mucha gente. Los despendolaos de la pista de la Morcuera (los cuñaos, entre otros… jajajaaj aunque a ellos no los pasé). La verdad es que da ánimo pasar a gente, coño. Ver que vas mucho mejor que otros ayuda.

Terminado el Robledal, se coge la pista del Reventón, con una inclinación que no recordaba. El año pasado las rectas las hice corriendo y las curvas andando. Este año, al ver el primer repecho, descarté cualquier atisbo de carrera. Con bastones y paso ligero, misma tónica que en el Robledal; dejando mucha gente atrás. El problema no eran los de 110, que es absolutamente lógico y normal que esta parte se la tomen con tranquilidad, con 60 kms a las espaldas. El problema lo tienen los de 80 que van a rastras, que “sólo” llevábamos 30 kms, y quedaban 50, o peor, algunos de 60, que sólo con 20 kms ya estaban destrozaos… Primero, hay que saber gestionar bien la carrera, e ir de menos a más, y segundo, y más importante, hay que entrenar las carreras, y no apuntarse porque está de moda…. Que luego se puede dar mal, que te salga una ampolla, o torcerte un tobillo, pero que no sea por falta de preparación.

Vistas desde el Reventón
Charlando con unos y otros, cojo a Pilar, con la que llego “en animada charla” (jejejeje) al avituallamiento. La verdad es que el tiempo fue muy benévolo, porque corría una ligera brisa y el sol no pegaba mucho, así que la subida no se hizo excesivamente dura. Es más pestosa que dura, porque tampoco es que tenga mucha inclinación y es una pista sin complicación técnica, pero se hace larga.

Mucho ambientillo en el puesto, y un susto, porque nos dijeron que el del Raso del Pino, nuevo este año, lo habían quitado. Sin avisar. Nos mosqueó un poco, pero bueno, el año pasado no estaba, así que a recargar bien de agua a y a tirar. Me quito las zapas para limpiar la arena y piedrecillas y veo que en el dedo gordo del pie izquierdo tengo un tomate que me asoma la uña… a tomar por saco los calcetos. Menos mal que llevo otros de recambio, así que no me preocupo. Y a tirar a Peñalara.

Ambientillo en el avituallamiento
En el control, otra entrevista!!!! Jajajajaj. La cámara me quiere!!!!. Como no salga en el vídeo…. Jajajajaja. La verdad es que recordaba esta parte como entretenida pero larga por los toboganes. Primero subimos al Alto de los Poyales, desde el que se ve perfectamente la explanada que lleva a Peñalara. Majestuosa!!! Ganas de canchal, coño!!!! Y como sucede en Cabeza de Hierro Menor, donde engaña Valdemartín, aquí engaña el Alto del Nevero. Que hay que subir para luego bajar a la Laguna y luego ya subir… Me encuentro a Pablo y le veo muy bien. Ole!!! Campeón!!! Acabó muy bien. Cumpliendo sueños!!! Con su ejemplo deja bien claro que todo está en la mente y en la voluntad, que la edad no importa, si se tienen ganas!!!!

Alto de Poyales

Lara
 Ambientazo de corredores descansando en la Laguna. Guardo los bastones, para que no me molestasen como el año pasado, y empiezo a subir. La visión de la pared acojona, pero se hace corta. Mucho viento y frío. Aguanto sin ponerme el cortavientos, pero es más por no parar, quitarme la mochila, etc. El canchal se pasa rapidito y me acuerdo de Dani, cómo le gustan estos pasitos… jajajaja Al llegar a Peñalara, un corredor está resguardado con corte de digestión, hecho polvo. Otro vi en el Reventón, tirado en la cuneta echando hasta la primera papilla, pero aquí la situación es mucho más jodida. Corono, control, los voluntarios animando a saco (qué grandes!!!!) y bajada hacia la Granja. Me paro a abrigarme porque lo del corte de digestión me ha acojonado (el hipocondriaco que hay en mí se libera…. Jajajaaj)

Empieza lo bueno...
Sigue, por el canchal...

y termina, joooo
 La bajada por la majada hambrienta se hace larga y dura, primero hasta llegar donde empieza la inclinación de verdad, y una vez llegados allí, por lo que sufren las rodillas. Aunque me salgo del camino, al final (aunque hay mil caminos para bajar), por fin llego al chozo, y ando, no corro como el año pasado, para poder recuperar. Cuando empieza la fronda, decido empezar a correr, para que el tramo hasta la Granja no se haga tan largo. Y es que son 9 kms que andando se pueden hacer eternos. Sorprendentemente, sí que hay avituallamiento en el Raso del Pino!!! Pero cómo rompe la carrera Peñalara, que en este avituallamiento somos 4 gatos. Me entero de que la de 60 la ha ganado Castán, menudo salvaje. Y sigo. Con cuidado, pero corriendo. Aguanto bastante, aunque algunos tramos los hago andando. Y se me hace mucho más corto que el año pasado. Durante un rato, voy solo, pero al final me engancho a gente, y acabo de charleta con un chaval.

Bajando a la Granja
Ambientillo en la Granja, mucha animación, que da mucha vidilla. Casi las 5 de tarde, buena hora para comer… jajajajaja. Poca gente en el avituallamiento, en comparación con el año pasado (llegué aquí a las 13.00). Como bien. La pasta sabe a gloria, y como queso y más queso. Llamo a Marta, y como en todas las ocasiones anteriores, me encuentra muy bien. Y es que estaba muy bien. Desde aquí ya sólo faltan 30 kms. Que se hacen largos, pero son fáciles, y sirven para recuperar.

Recién comidos...
Salgo andando, para asentar un poco la comida, me encuentro a Guadarrama Trail, que mira que es majo, y en cuanto pillamos el sendero, aprovechando que la temperatura no era muy alta, estaba nubladete y había brisilla, empiezo a correr, hay que aprovechar mientras haya ganas!!!! Paso a muchos corredores que me miran asombrados porque voy corriendo… jajajaja. Me paro cuando hay escaleras o cuando toca adelantar, pero todo el Camino de las Pesquerías me lo quito rápido corriendo. Cruzo la carretera, y entro en Valsaín. A correr en cuanto se pueda. La primera parte la hago corriendo, más trotando, pero se notan las más de 10 horas que llevo en carrera, y dejo de correr para empezar a andar. Me lo planteo como una recuperación para la última parte. Es más respecto y afán por reservar para lo que quedaba, que por problemas musculares. Cuadriceps perfectos, ni una molestia. Y mira que en el reto sufrí, que no podía casi andar. Y aquí con el triple de desnivel acumulado, fresco como una lechuga… A paso muy rápido, voy consumiendo camino. Y cuando llego a la zona donde estuve con la family el Viernes Santo me alegro mucho. Qué buen día pasamos!!! Pocos paseantes, el día no invitaba, pero que dan ánimos y se agradece muchísimo. Cada vez veo a menos corredores. Al final, nos juntamos un grupo, y acabamos charlando. El año pasado esta parte costó, por el calor, y por toda la vuelta que dimos hasta la Casa de la Pesca, pero este año llegamos directo, cuando ya nos empezaba a extrañar que tardásemos tanto.


Buenos recuerdos!!!
En la Casa de la Pesca sí que hay gente, descansando para el último tramo, y están los compis de Amparo. Me presento, saben quién soy y nos reímos un rato. Y es que hay que tener buen ánimo, y disfrutar. Que se sufre, pero si de vez en cuando charlas con la gente, con otros corredores, con los voluntarios que son  magníficos, la carrera se hace mucho más llevadera. Fotillo y a seguir. A por el arrastradero!!!!     


El escenario “prehistórico”, la senda entre helechos, magnífica, y la subidita tendida hasta el arrastradero se hace llevadera, de charla con Efrén, el astur. Espero que te salga muy bien el Mont Blanc!!! Llega el arrastradero y toca dejar de hablar. A apretar el culo, mirada al suelo, y pasito corto. Apoyado en los bastones, sin prisa pero sin pausa. Y en 20 mins, estaba hecho!!! “Jo, que pooooocooooo!!!! Jajajaajjaajajaj


Empieza el arrastradero, ganasssssss!!!!!
Llegamos a la Fuenfría y a tirar por el Schmidt. Sin parar, aunque andando, ritmo infernal. Nos dábamos con los bastones!!! En cuanto recuperamos un poco, las bajadas corriendo. Y la hora que nos llevó se hizo corta, porque la meta estaba a la vuelta de la esquina (del emburriadero).

Control en el Puerto, un poco de queso y a seguir, que quiero llegar ya!!!! Intento subir corriendo el Emburriadero, pero cuesta, así que ando muy deprisa. Y cuando toca bajada, a correr. Pidiendo paso a la gente, que subidón!!!! Bajo un tramo largo, con mucho cuidado, que el terreno es peligros, y la caída puede hacer pupa, pero toca parar porque las piernas se cargan. Ando hasta la pista, y el tramo atrochando lo hago con cuidado, porque me noto torpe, pero en cuanto pillo pista, a correr!!! Tampoco es que fuese un prodigio de velocidad, pero iba a mis buenos 5 y pico, con 85 kms en las piernas.
Vista del Puerto desde el emburriadero
Paso el control de la Barranca, y aunque sabía que el tramo final se hace largo, las ganas por llegar lo hace más largo. Pero me engancho a Guillermo, a quien había pasado antes y había decidido correr, y terminamos los dos juntos de charleta. El repecho después del paso canadiense lo hacemos andando, pero en la carretera vuelta a la carga. Y en Navacerrada entramos con muchas ganas!!! Cuando pasamos por las terrazas, la gente animando te hace el tío más feliz del mundo, y ver a tu familia en la meta, es lo más grande!!! Llego hasta ellos, y no puedo estar más contento, porque he llegado, lo he hecho, a pesar de lo cansado que estaba ya al final de la preparación y que no sabía si se me iba a dar bien o no, si me iba a costar mucho o no, y sobre todo, porque me ven muy bien. Y entro en meta esprintando con Lucas!!!!

Fui el último de los compis en entrar a meta (Sumi se retiró, el sueño le pasó factura). Victor y Edu hicieron tiempazo, Pablo lo consiguió, Dani cumplió su reto. Mac no corrió, pero estuvo en espíritu (y en el whatsapp… sin batería acabé, de tanto mensajito, jajajajaj). Enhorabuena a todos!!!!

A pesar del ánimo un poco sombrío con el que empecé, agobiado porque no quería llegar tarde a casa, porque Marta también se merecía su tiempo, en la cuerda cambié el chip y disfruté como un loco de toda la carrera. No tuve dolores, y conseguí cumplir con los ritmos previstos. Me lo pasé muy bien con la gente, y me di cuenta de que si estás bien de coco, los kilómetros caen como churros!!!!


Gracias a todos los que me habéis acompañado, pero sobre todo, gracias a mi familia por aguantar mis neuras. Todo esto va por vosotros. Os quiero.
Pobres calcetos

El polvo del camino
Para ser feliz, sólo hace falta la sonrisa de un niño orgulloso de entrar corriendo en meta con su papá y aplaudido por el público...

viernes, 30 de mayo de 2014

Intermon Oxfam Trailwalker alternativa: Reto Solidario CONSEGUIDO

La aventura empezó en verano de 2013. Una vez logrado el reto del TP60, mirando carreras para el año siguiente (2014), di con una que me pareció interesante; la Intermón Oxfam Trailwalker. La conocía, de trastear por la web, pero sólo se celebraba en Cataluña. Y la sorpresa fue que en 2014 habría edición en Madrid.

Eran 100 km (un reto importante para mí, después de haber solventado 60 más que dignamente), pero era en equipos de 4 corredores + 2 asistentes. A los “Geteperos” nos gustó la idea, y empezamos a gestionar cómo conseguir los 1.500 € que había que aportar como donativo por equipo, aparte de la inscripción.

En mi empresa la gente respondió fenomenal; es verdad que me esperaba que me apoyase más gente, pero los que lo hicieron, lo hicieron muy significativamente. Por otro lado, amigos también me apoyaron muy generosamente.

Pero en noviembre me ocurrió algo que hizo imposible que la corriese; me enteré de que tenía bodorrio el día de la carrera!!! Mira que era el 5 de julio, día del cumpleaños de mi hijo mayor, y con la emoción de correrla, me olvidé del cumple… y mira que le quiero… bueno, como su papá iba a hacer algo por los demás, mi hijo es muy generoso y no le importaba… pero el bodorrio, eso sí que no, como me dijo mi mujer “tú a la boda me acompañas”… jajajaajaj

Al cumple podía faltar, pero a la boda no… jajajajaj

Bueno, no pasaba nada. Como le gente me había prometido una aportación, me sentía en deuda con ellos. Algo tenía que hacer. Y qué mejor que correr la carrera, por mi cuenta, otro día???? Todos ganábamos!!! Además, el fin que tenía en mente para el dinero era el mejor…

Así, se lo comuniqué a aquell@s que me apoyaron. Y empecé a pensar en un circuito de 100 kms. Valoré el de la propia carrera: por Rascafría. Pero si quería que mi familia me apoyase (no imaginaba yo en ese momento que los iba a necesitar tanto, y que me iban a ayudar tanto…) tenía que ser más cerca de casa, para poder ir y volver a casa, y no estar todo el día tirados por los caminos del Señor.

En su momento, descubrí un itinerario hecho originalmente para bicis, por la Sierra de Guadarrama y Alto Manzanares. Ya le había echado un ojo, y ahora, se me antojaba perfecto. La distancia era la adecuada, era corrible 100%, ya que estaba pensado para bicis, al lado de casa, y podía estudiar el terreno los fines de semana.

Y empecé a hacer tiradas los fines de semana, estudiando el terreno. Finalmente, definí un recorrido de unos 100 kms. Muy asequible (o eso pensaba yo, iluso de mí), pasando por muchos pueblos de la sierra, y con inicio y fin en casa, en Collado Mediano. A priori, fácil… Ayyyy, qué feliz!!!!

La semana antes del reto, me llevé un susto. Tuve un amago de trocanteritis (en cristiano, molestias en la cadera, con dificultad para andar). Me acojonó (más…), así que desde el jueves 7 de mayo, tuve que ir con cuidado, entrenando lo justo, para no perder forma, pero sin pasarme, para poder hacer el Reto.

Y llegó el día del Reto. 17 der mayo. Me encontraba bien de ánimo, la cadera no me dio problemas, porque tuve mucho cuidado. No tenía ningún dolor. Y de forma bien. Sabía que iba a sufrir, pero no tanto…

Nadie de mis amigos pudo acompañarme. Yo le quitaba hierro, le restaba importancia. E incluso me decía a mí mismo que no pasaba nada, que así iba a tener más mérito. Estúpido. Qué mal llevé la soledad. Me di cuenta de que no estoy preparado para afrontar un reto de estas características solo. La bofetada que me devolvió a la realidad fue bien fuerte… Una cosa es una tirada de 3, 4 horas… pero más de 12… Pero bueno, era mi reto, me había comprometido, y contaba con el apoyo de mi familia, de mi mujer, mis hijos y mi cuñada, que me iban a ir visitando en diferentes puntos y me iban a llevar la comida. Así que no tenía excusa.

Me tiré a la calle a las 5.45 del sábado 17 de mayo. Y a las 5.52 empecé a correr.


Empezando...
Primero hacia Alpedrete, por la trialera. Luna llena, fresquete justo, y muchos ánimos. En menos de 30 minutos estaba en Alpedrete, y no necesitaba ya frontal. Perfecto. Ni es cómodo, ni puedes correr a gusto.

De ahí fui hacia la Dehesa de Villalba. En un principio, no estaba en el recorrido inicial, pero la incorporé porque es muy asequible, y porque me trae buenos recuerdos (el cole de pequeño, muchos paseos, forma parte del recorrido de muchas carreras…). Dos selfies, y a seguir.
Al llegar a la Dehesa de Villalba

El cerro y la sierra
Alpedrete, camino de la cal. Precioso. Buenos recuerdos de una semana antes. Cada vez más claridad, silencio porque la ciudad duerme aún, y paisajes de postal, con las primeras luces. Físicamente, todo va perfecto.

Amaneciendo

De postal
Paso por los Llanos y cojo la via pecuaria que bordeando los Berrocales, me va a llevar a Guadarrama. Me tomo un gel, y saco los bastones, para no malgastar las fuerzas. Después de un rato, no me encuentro fino. Me noto cansado. No llevo ni 20 km, y me sorprende, voy bien de ritmo, no voy forzando. No voy cómodo con los bastones, y los guardo. Entro en Guadarrama y aviso de dónde estoy.

Llego a Guadarrama
Sigo en dirección a los Molinos, y por el camino, me noto tocadete. No estoy fino. Me toca parar y caminar, por el arcén de la carretera. Aprovecho para comer, porque de repente me entra el hambre. Cruzo la carretera, y enfilo el camino de los Molinos. Bajo el ritmo, y empiezan los pensamientos negativos, y llevo escasas 2 horas y 20 kms… Me repongo, entro en los Molinos, y empiezo a subir. En el Paseo de los Transeúntes, aprovecho para hacer la primera parada importante. Es una excusa perfecta para descansar. Me quito la camiseta, saco comida y bebida de la mochila, y en las cuestas decido empezar a andar. Uyyy, no vamos bien. Ésta era una parte “complicada”. Comparada con otras carreras, una chorrada, pero en el trazado de ésta, sí. Cuestecillas, bastantes, hasta Navacerrada. Empiezo a notar las piernas pesadas. De ánimo empiezo a ir mal, porque ni mucho menos esperaba sentirme mal tan pronto. Y cuando toca pasar por debajo de la vía del tren, y enfilar a Cercedilla, no puedo correr cuesta arriba. Voy mal. Menos mal que empiezo a bajar, con cuidado, porque hay mucha piedra y el sendero es estrecho, y entro en Cercedilla.

Los Molinos

La Peñota desde los Molinos

Bajando a Cercedilla


Primero bajada ondulante, hasta salir a la carretera, paso por debajo de la vía, y la subida por la acera la hago andando. Me engaño pensando en que tengo que reservar, porque la verdad es que no puedo correr. Empieza el llano,. Y cruzar el pueblo se me hace muy largo. Incluso en varias ocasiones tengo que parar a andar.

 Ya no sé lo que pensar.. venga, corro, ando, corro, ando… Ahora ando, y recupero… Pero no recupero del todo, Y el ánimo decae. Salgo del pueblo, bajo, y cuando la carretera pica para arriba, decido andar hasta el final del pueblo, y la subida al collado. Por el arcen, llamo a Marta, y me nota mal. Y se preocupa. Yo le digo que voy cansado, y andando, para recuperar. Pero no le gusta cómo sueno.

Subo el collado tirando de bastones, y parece que voy mejor. Empiezo a bajar y a correr, reservando, porque no tengo las piernas nada bien. Entro en Navacerrada, y aunque ya me animo viendo a más gente, voy a un ritmo bastante trotón, mucho peor del previsto. Por Navacerrada corro y ando, y ya quedo con Marta en Mataelpino. Salgo a la carretera por un sendero precioso, y la bajada por los Almorchones cuesta, con cuidado y mucho calor. Casi llegando al final de la cuesta, y antes de torcer a la izquierda, Marta me llama, me dice que ya están en donde habíamos quedado y que si me queda mucho. Le digo que sí, y me vienen a buscar. Alegrón y subidón. Descanso, compruebo que no voy tan mal (en los primeros 20 km sí que había cumplido con el planning), pero les digo la verdad, que estoy cansado y voy mal, y que necesito “terminar ya y unas piernas”… jajajaajajaj. Quedamos en Manzanares, en una hora y media “larga”. Luego resultaron ser 2 horas y cuarto.

Hacia Navacerrada...

y llego

Bajando hacia Mataelpino

1ra parada y papeo, vamos mal...

Mataelpino

En el Camino

Entro a Manzanares, muy mal

Enfilo a Mataelpino, ya con mucho calor. Sube y baja, lo hago como puedo. Cuando empiezo a bajar, voy mal, y me tengo que parar y andar, porque voy partido. Salgo de Mataelpino, por la cuesta abajo infernal, andando, sin fuerzas. Llamo a Marta y se lo digo. En el Camino de Santiago, corro y ando, hasta que me doy cuenta de que no puedo más, saco los bastones, y decido andar

Y se me empieza a venir el mundo encima. Le empiezo a dar vueltas a lo cansado que estoy. A lo que me queda, a cómo voy y a lo que voy a tardar, y empiezo a agobiarme. Esta parte se me hace muy dura y muy larga. Veo a mucha gente, pero no me consuela, porque no tienen nada que ver conmigo. En las carreras, aunque no hables con los demás corredores, están haciendo lo mismo que tú, metidos en el mismo jardín, pero aquí no. Los demás son de otras guerra, estoy yo solo, y no me gusta. Paso por la entrada de la Pedra, y me meto en las calles de Manzanares, agobiado porque llevo mucho retraso, y puede que estén preocupados porque tardo mucho. No tengo más que pensamientos negativos. Me he ido de tiempo, me queda la mitad de la carrera, no puedo correr, estoy muy cansado, me duelen horriblemente las piernas y tengo mucho calor. Y hay una parte del recorrido que no conozco. Empiezo a pensar en abandonar. Fantaseo con cambiar el recorrido. Pero abandonar no es una opción, Me he comprometido en hacerlo. La gente me ha apoyado, y tengo que cumplir con ellos. Además, no quiero fallar a mi familia.

Casi llegando a la rotonda de entrada a Manzanares, Marta me llama. Menos mal que se han retrasado y acaban de llegar. Voy a su encuentro, y me ven mal. Me siento y como lo que me traen. Aunque tengo nauseas, me obligo a comer. Aun sentado, no puedo parar de moverme, me duelen mucho las piernas. Me levanto y me tengo que volver a sentar. Descanso, hablo con mi familia, mi hijo pequeño me da un abrazo que para mí es la vida. Y les digo en lo que estoy pensando, no quiero abandonar, pero no sé si voy a ser capaz de terminar. No puedo correr (como le dije a Marta, ahora no puedo, no sé si dentro de 4 horas a lo mejor), y me quedan 50 kms, y a ojo, en el mejor de los casos, otras 10 horas. No quiero llegar a casa tan tarde. Y pensar en esa cantidad de horas andando, teniendo en cuenta cómo estoy, me abruma y me hunde. Así que les comento la alternativa; reducir el recorrido. Al empezar a bajar, en vez de ir en dirección a Hoyo, voy a Cerceda, y a malas, luego le saco kilómetros por casa. Aunque primero, llegar a Cerceda, y luego, Dios dirá. Mi familia, que me ve muy mal, como no puede ser de otra manera, me apoya. Me tomo un ibuprofeno, y sigo (aunque me tuve que sujetar al banco porque no me aguantaban las piernas). Me despido hasta Cerceda (necesito ver a Marta en Cerceda, el alivio de ver a Marta en cada etapa se había convertido en mi tabla de salvación, para poder continuar), y empiezo a andar, torpe y pesadamente. Sigo hundido, pero aliviado por haber tomado una decisión, que luego se reveló como la más apropiada. Me hago otra selfie antes de empezar a subir, y empiezo a subir

Tronchao

Y de repente, me empiezo a encontrar bien. El camino es muy bonito, las vistas espectaculares, ver a mi familia me ha dado la vida, la comida, el ibuprofeno, pero, sobre todo, psicológicamente el alivio de haber “reducido” el trayecto, de estar más cerca de casa. Tampoco conozco el camino a Cerceda, pero me lo sé de haber visto la pista en Wikiloc y lo más importante, está cerca. Qué poderosa es la mente. A medida que voy subiendo, me siento mucho mejor. Y cuando termino de subir, empiezo a correr!!! Qué fuerte. Hace 20 minutos, ni podía estar sentado ni de pie. Y ahora, corro, y a ritmito. Y no paro. Bueno, para hablar con un tío en bici (otra cosa que me dio la vida, hablar con alguien, y hablar del GTP!!! Jajajaja). Le pregunté si por el sendero que iba, llegaba a Cerceda, me dijo que sí, me preguntó qué estaba preparando, se lo conté, y nos pusimos a hablar. Y esos 10 minutos fueron maravillosos… jajajajaja. Es que con lo que yo hablo, estar horas sin hablar con nadie, es muy duro… Al tran tran cruzo la carretera de Colmenar, giro a la izquierda, y llamo a Marta. Cuando le digo que estoy casi en Cerceda, lo flipa. Voy muy bien, muy animado, y con muchas ganas. Y cuando me dice que me acompaña en la última parte, me hace feliz. Deja a los niños con sus padres, Sara la lleva a Becerril y a partir de ahí vamos juntos

Recuperando!!!

En nada, en Cerceda

Al fondo, Moral, de vuelta, y hacia Cerceda


Sigo por el camino, extrañado de no llegar a Cerceda, y de ver a lo lejos la plaza del Moral. Al rato, veo un camino paralelo. Y de repente, me doy cuenta. Voy en dirección a Moral, Cerceda queda a mi derecha. Como estoy muy bien, decido seguir a Moral en vez de tirar a Cerceda, para hacer kilometrillos. Llamo a Marta, se lo comento, y la digo que voy bien, y que cuando salga de Cerceda, la aviso, para encontrarnos en Becerril. Llego a Moral, y doy la vuelta, bordeo el campo de tiro, y enfilo a Cerceda. Me toca parar de vez en cuando, pero la perspectiva ha cambiado. Me duelen las piernas, pero sé que voy a llegar.

Voy cantando, muy contento, Con un calor de flipar, pero no me paro. Hago fotos, disfruto del paisaje. Y llego a Cerceda.  Cuando estaba poniendo un mensaje para informar de cómo iba, me llama Dani, y nos ponemos a hablar. Estamos un rato, aprovecho para descansar, me distraigo y casi cruzo el pueblo. Cuelgo, y troto. Salgo de Cerceda, voy por el arcen, y cuando llego al Polígono Capellanía, dejo de correr y ando. Estoy bien, pero dolorido y cansado de correr. Ya no volvería a correr en lo quedaba de aventura. Sólo ando, a buen ritmo, y no me paro. Voy muy contento, por sé que mi mujer me está esperando para acompañarme en el último tramo.

El sendero que va desde Cerceda a Becerril es muy bonito, y lo disfruto. Llego por fin, y la imagen que doy no tiene nada que ver con la de hace unas horas, cuando casi tiro la toalla. “Rise like a Phoenix”… jajajaja Alegrón de verla!!! Cojo agua, como chocolate, y a seguir, que ya estamos!!!

Marta me espera, al final de un pasillo precioso

Aunque pensaba en correr algo, ya no es que no tenga piernas, es que no apetece nada. Además, hacía muchísimo calor. Así que andando. Y charlando. “Paseo de novios”… jejejejej. Cruzamos Becerril, y a pesar de ir muy contento, me noto cansado. Con mucha sed. Y con sensación de ir con un agujero negro en el estómago. Las cuestas antes de cruzar la carretera de Navacerrada se me atragantan, pero estoy feliz.

Cruzamos la Serranía de la Paloma, y decidimos no tirar recto, sino seguir por el camino que bordea el Cerro del Castillo. Precioso, disfrutando del momento, de haber sido capaz de llegar y de seguir en el camino. Alguna fotillo más, y empezamos a bajar, en mi caso a duras penas. Enfilamos a casa y llegamos!!!

jejeje Guapos!!!



13 horas después, estamos en casa


13 horas después, aunque reducido el trayecto, he sido capaz de llegar por mi propio pie. No me he rendido al desánimo, al dolor, a la agonía, a la desesperación. Le he dado muchas vueltas después, si hubiese ido con gente, muy probablemente lo hubiese conseguido, hubiese recorrido los 100 kms, pero lo hice solo, y enormemente orgulloso por haberlo conseguido.

Agradecimientos a muchas personas: a quienes me han apoyado económicamente, por su confianza; a mis amigos y familia, por su ánimo constante; a mis niños y a Sara, por estar de zascandil y alegrarme los momentos duros, y sobre todo, el máximo a agradecimiento a mi mujer, por preocuparse por mí, por estar conmigo todo el día, y por acompañarme. Sin ti no lo hubiese hecho. Esto lo hice el día anterior a nuestro aniversario, 18 años juntos. Han pasado muy rápido. Espero estar contigo 18 años más, como mínimo, y que sigas siendo mi persona. Te amo.